viernes, 4 de diciembre de 2009

PERU-ECUADOR:FIN DE VIAJE

Tras pasar nuestras dos últimas noches en Montañita (miércoles y jueves), el viaje de regreso a España fue un auténtico infierno.

El viernes salimos de Montañita sobre las tres de la tarde. De allí, un autobus a Puerto San Lorenzo, donde disfruté de mi primer Ceviche (una especie de sopa con marisco).

Desde Puerto San Lorenzo cogimos un autobus nocturno que salió de allí a las 18.30 y nos dejó en Quito sobre las 5.30 de la mañana del Sabado (no dormí en toda la noche). Metrobus hacia el centro y alquilamos una habitación durante unas horas en el mismo hostal donde paramos las dos primeras noches en Ecuador.
Cogimos otro autobus y nos dispusimos a visitar "la mitad del mundo", un lugar muy cerca de Quito por donde pasa la linea ecuatorial y divide literalmente al mundo en dos mitades. Tras esta visita nos dirigimos al centro de Quito, donde vimos en un bar "pijo", el partido Sporting de Gijón-Villarreal en directo por ESPN. Ganó el Sporting uno a cero (Gol de Billic). Luego comimos y nos fuimos a descansar un poco al hostal y tomar la última ducha.

Cogimos un taxi al aeropuerto sobre las 18.30 (nuestro vuelo salía a las 21.00), y al llegar allí nos enteramos de que el vuelo salía con retraso. La compañía con la que volabamos, Air Comet, se encuentra actualmente en quiebra, así que nos dabamos con un canto en los dientes si finalmente nos llevaban a España, fuera como fuese.
El vuelo salió finalmente a las 2.30 de la mañana. Paró en Guayaquil, y de allí volamos ya a Madrid a las 5.00 de la mañana. No dormí nada en todo el vuelo. Llegamos a Madrid sobre las 22.30 de la noche del Domingo 29 de Noviembre.

Justo en el "baggage claim",(recogida de equipajes), nos llega un nuevo aviso, diciendo que los trabajadores de Air Comet que se ocupan de ese cometido (las maletas), se acababan de poner en huelga y que por lo tanto nuestras maletas podían tardar en salir bastante tiempo. Fue pasar el aviso por megafonía y la gente comenzó a pitar, silbar, gritar...casí tienen que llamar a los antidisturbios.
Finalmente las maletas salieron aunque tras mucho rato de espera.

Mi mochila salió de las primeras, pero la de Nahuel tardaba en salir, así que tomamos la decisión Salomónica de que nos separaríamos. Yo tomé dirección al metro sobre las 12.00 de la noche. Mi autobus a Pamplona salía a la una de la mañana. El metro iba con retraso y tenía que hacer un trasbordo en Nuevos Ministerios. Llegué corriendo, pero finalmente llegué a la estación de autobuses de Avenida de América a falta de cinco minutos para la una. Lamentablemente la taquilla ya estaba cerrada (tenía que cerrar la vuelta del billete, que la dejé abierta). El hombre de la taquilla, tras la vidriera, me decía que no había nada que hacer, acababa de cerrar la taquilla y había llegado tarde. No discutí, cogí la mochila y rapidamente me dirigí al andén de donde salía el bus para Pamplona. Allí estaba ya Nahuel, reteniendo al autobus. Había llegado ya hacía tiempo, gracias a un taxi. El autobusero me dejó subir al autobus, ya que había suficientes plazas, aunque me insistió en que era algo irregular porque no había cerrado el billete.

El autobus llegó a Pamplona sobre las 5.30 de la mañana. Cogí un taxi, llegué a casa y a la cama. Al día siguiente me levante sobre las doce y media del mediodia ya que me tocaba trabajar de tarde.
Finalmente y despues de dos días y pico sin dormir, pude dormir al menos seis horas (y mal dormidas).

Final de viaje

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